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  • Foto del escritorFrancisca Molina Herrador

COVID19. El regreso a la economia de la necesidad.



Una de las bendiciones más grandes es que la energía negativa tiene límites, se llaman crisis.

La crisis sanitaria en la que estamos responde a la necesidad de cambio de la energía negativa de nuestro esquema de deseo ilimitado. China produce barato, lo cual agrada de sobremanera a nuestro deseo de ganancia ilimitado, pero ¿a qué precio?.

Nos hacemos fácilmente de la “vista gorda” cuando sabemos que en China no se toman en cuenta ni los derechos humanos ni hay restricciones ambientales que cuiden al planeta. Nos prostituimos por lo barato.

El precio “local” para China es evidente, abusos a personas y al medio ambiente, pero erróneamente pensamos que esas consecuencias están “allá“ no “acá”. La realidad es que en este mundo ya no hay un allá y un acá, un señor se come una sopa de murciélago allá y ¡vean lo que está pasando acá!

El precio es que en China al no tener regulaciones ambientales ni humanas suficientes tampoco tiene consciencia de la higiene en un mercado, y el resto es historia, una historia que parece una pesadilla de la que no podemos despertar porque es real.

Nuestro deseo ilimitado de ganar y tener más por menos, como liga estirada al límite, nos ha llevado a que la liga se rompa hacia el lado opuesto con fuerza: nuestra economía está colapsando y vamos a vivir por mucho tiempo con mucho menos por una cuarentena obligada temiendo por nuestras vidas. Es causa efecto claro.

¿No somos conscientes del sufrimiento en la vida de un chino trabajando sin derechos humanos? Ahora sentimos en nuestras vidas el terror de la incertidumbre de salud y económica.

¿Cuándo vamos a ver que no podemos taparle el ojo al macho? Somos un solo mundo y “yo soy tu” de una manera real, tangible, evidente e innegable.

Debemos comenzar a forjar una economía tecnológicamente avanzada donde honremos lo que Aristóteles llamaba “la buena vida” que es una mezcla de todo lo bueno para el ser humano: traducido al siglo XXI, buena economía, buena salud, buenas relaciones humanas, tiempo de trabajo, de descanso y de ocio.

Ya no es posible sostener la tiranía económica en que vivíamos donde lo único importante era la ganancia ilimitada. Todo se justificaba con el trabajo que era lo más importante. Ya no es así. Una economía basada en necesidades con consciencia de la implicación humana y ambiental de donde elegimos manufacturar nuestros productos es la base de que el mundo aprenda de esta pandemia que nos está llevando a un pandemónium.

Si no aprendemos estamos malditos, destinados al eterno retorno de este tipo de crisis cada vez más duras. Solo basta ver la proliferación de la fauna, ballenas, venados, pájaros, en los lugares de donde nos retiramos en la cuarentena para recordar que somos necesarios si aprendemos a fluir con el bienestar de todo el sistema, pero que para el planeta nadie es indispensable.


DIRSE Selezziona Consultoria

Francisca Molina Herrador


Fuentes: Spoknews. Karina Eichner,Directora general de N Potencia Consultores





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